Un gol de carambola marcado en la primera parte dio la victoria a Paraguay ante Jamaica tras un partido en el que lo mejor para el equipo guaraní fue el resultado y el acercamiento a la clasificación para cuartos de final tras superar una selección jamaicana débil y sin ideas.
Solo hubo un gol en el partido (m.37) y fue de rebote. El meta jamaicano despejó de cabeza un balón que llegaba desde muy lejos, pero éste golpeó en la rodilla de Édgar Benítez y entró en la portería. Ahí se acabó casi todo.
Fue, por tanto, un partido sin mordiente, resuelto en una acción fortuita y en el que ni paraguayos ni jamaicanos estuvieron a la altura de los esperado tras la imagen que ofrecieron en su primer encuentro.
El choque empezó nivelado, lo que propició la llegada de ambos equipos a la meta rival en acciones aisladas, pero antes de los diez minutos, la selección paraguaya ya se había hecho con el control de juego.
Ese control no estuvo acompañado de la creación de peligro ante a meta de rival, pero al menos limitó al mínimo las opciones del conjunto caribeño de acercarse a la portería de Antony Silva.
Paraguay tenía el balón, pero su dominio no era efectivo, hasta el punto de que su primer remate a puerta corrió por cuenta de Roque Santa Cruz (m.20) y no fue especialmente peligroso.
Un minuto después estuvo más fino Raúl Bobadilla en un disparo seco y lejano, pero centrado. La tercera opción también fue tibia y corrió por cuenta de nuevo de Santa Cruz. La cuarta fue la del gol.
Aunque el tanto fue fortuito, Paraguay había hecho más que Jamaica en el primer periodo, Más, aunque muy poco más.
La misma tónica
El segundo periodo no cambió la tónica del choque. Cuando el partido estaba más apagado, llegó la mejor jugada del encuentro hasta entonces en una acción de Samudio quien, tras una gran pared con Bobadilla, envió el disparo al travesaño (m.60).
A pesar de las acciones aisladas en las que los paraguayos demostraban su superioridad técnica y táctica, el partido de los hombres de Ramón Díaz era discreto. Nada que ver con la segunda parte completada tres días antes frente a una selección mucho más potente como la de Argentina.
Paraguay no corría riesgos y Jamaica apenas ofrecía argumentos. Sólo algunas acciones aisladas, como una mano en el área local que no fue castigada como penalti (m.71) o un buen disparo de McCleary poco después daban algún aliciente a un partido muy pobre y falto de ritmo que acabó sin más historia que la carambola del gol.
Solo hubo un gol en el partido (m.37) y fue de rebote. El meta jamaicano despejó de cabeza un balón que llegaba desde muy lejos, pero éste golpeó en la rodilla de Édgar Benítez y entró en la portería. Ahí se acabó casi todo.
Fue, por tanto, un partido sin mordiente, resuelto en una acción fortuita y en el que ni paraguayos ni jamaicanos estuvieron a la altura de los esperado tras la imagen que ofrecieron en su primer encuentro.
El choque empezó nivelado, lo que propició la llegada de ambos equipos a la meta rival en acciones aisladas, pero antes de los diez minutos, la selección paraguaya ya se había hecho con el control de juego.
Ese control no estuvo acompañado de la creación de peligro ante a meta de rival, pero al menos limitó al mínimo las opciones del conjunto caribeño de acercarse a la portería de Antony Silva.
Paraguay tenía el balón, pero su dominio no era efectivo, hasta el punto de que su primer remate a puerta corrió por cuenta de Roque Santa Cruz (m.20) y no fue especialmente peligroso.
Un minuto después estuvo más fino Raúl Bobadilla en un disparo seco y lejano, pero centrado. La tercera opción también fue tibia y corrió por cuenta de nuevo de Santa Cruz. La cuarta fue la del gol.
Aunque el tanto fue fortuito, Paraguay había hecho más que Jamaica en el primer periodo, Más, aunque muy poco más.
La misma tónica
El segundo periodo no cambió la tónica del choque. Cuando el partido estaba más apagado, llegó la mejor jugada del encuentro hasta entonces en una acción de Samudio quien, tras una gran pared con Bobadilla, envió el disparo al travesaño (m.60).
A pesar de las acciones aisladas en las que los paraguayos demostraban su superioridad técnica y táctica, el partido de los hombres de Ramón Díaz era discreto. Nada que ver con la segunda parte completada tres días antes frente a una selección mucho más potente como la de Argentina.
Paraguay no corría riesgos y Jamaica apenas ofrecía argumentos. Sólo algunas acciones aisladas, como una mano en el área local que no fue castigada como penalti (m.71) o un buen disparo de McCleary poco después daban algún aliciente a un partido muy pobre y falto de ritmo que acabó sin más historia que la carambola del gol.
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