Sergio Agüero y Juan Riquelme, en dos oportunidades, convirtieron los goles albicelestes, en un partido donde Javier Zanetti se convirtió en el hombre que más veces vistió la camiseta de su país con 116 presentaciones, superando así a Roberto Fabián Ayala.
Unos 50.000 aficionados tuvieron que esperar 38 minutos de un lento partido para despertarse con la primera jugada de brillo en una hermosa combinación de paredes entre Riquelme, Aguero y Lionel Messi, quien remató desviado.
Vibró el cemento del estadio Monumental cuando el zaguero Martín Demichelis apareció para cabecear de bote al suelo un centro pasado al corazón del área y servirle en bandeja el gol al cañonero de Atlético de Madrid (41', 1-0).
Hasta el momento, había funcionado como un reloj la ordenada arquitectura defensiva construida por Bolivia, con una línea de fondo liderada por Ronald Raldes, convertido en un león para quitar balones, mientras Limbert Méndez clausuraba el lateral izquierdo y Miguel Hoyos era una columna inamovible.
Argentina fallaba en atacar por sorpresa, cambiar el ritmo, acelerar la jugada y perforar el vallado de camisetas verdes. Y esto incluso a partir de las buenas intenciones de Hugo Ibarra, Javier Zanetti o Esteban Cambiasso de llegar por sorpresa.
Sin embargo, fue al promediar el complemento que Riuelme, el volante marginado de Villarreal de España, sacó de vuelta de la galera un derechazo de fantasía, otra joya de tiro libre como en los dos goles contra Chile, para clavar la pelota en el ángulo superior derecho de Carlos Arias (57', 2-0).
Messi, el único hombre que ponía el pie en el acelerador, construyó una impresionante diagonal hasta servirle el pase a Riquelme, quien puso el tercero con otra pincelada maestra de su mágico botín derecho.
Hasta entonces Argentina lucía apagada, adormecida, chocando contra un rival que estaba consiguiendo su primer empate como visitante en el historial entre ambas naciones.
Joselito Vaca y Diego Cabrera, incluso, se habían animado a llegar hasta las barbas de un espectador privilegiado, como era el arquero blanquiceleste Roberto Abbondanzieri.
Sobrio se lucía Ronald García en el medio juego para administrar el balón y astuto Limbert Gutiérrez para capturar alguna pelota a espaldas de Cambiasso, pero se estrellaba contra Javier Mascherano, un volante de contención que patrullaba con la eficiencia de un cancerbero la zona de tres cuartos de cancha.
Para colmo Carlos Tevez era anulado por Miguel Hoyos y cuando lograba quebrarle la línea carecía de precisión para meter el centro, el pase o el remate.
El entrenador boliviano Erwin 'Platini' Sánchez tenía pocas cartas en la manga para producir un giro, pero las usó a pleno con las entradas de Juan Carlos Arce y Ronald Gutiérrez, momentos antes de que, sorpresivamente, Cabrera quedó sólo frente a Abbondanzieri y se enredó con la pelota.
Alfio 'Coco' Basile mandó a la cancha a los volantes Fernando Gago y Maxi Rodríguez, con el claro propósito de ganar en control del balón, pero el equipo volvía a caer en su ritmo lento, hasta que Riquelme hizo de nuevo saltar a la gente de sus asientos para estirar la ventaja con toque suave (74', 3-0).
Trascartón, Argentina bajó la persiana, redondeando otra actuación sin brillo pero sólida, confirmando que es por ahora el mejor equipos de las eliminatorias sudamericanas.
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