Sudáfrica vence Colombia y sigue preparándose para el Mundial
Sudáfrica se impuso a Colombia (2-1) en su antepenúltimo partido amistoso antes del inicio del Mundial, un partido con un ambiente estupendo, celebrado en un Soccer City casi lleno y que se resolvió con tres penaltis, dos de ellos muy protestados por los jugadores colombianos.
Se animó pronto el partido, en parte gracias al colegiado keniano, que fue el único en ver penalti por mano en el área colombiana, y que lo mando repetir a instancias de su juez de línea después de que Ospina hubiese aguantado bien a Modise, que no falló a la segunda (min 15").
Cinco minutos después puso el empate Moreno, también de penalti, después de que Khune, el meta sudafricano, cortase a la brava la jugada mejor trenzada de Colombia, con la que se había ganado Adrián Ramos un remate franco.
Aunque ambos equipos vieron puerta en la primera parte, el fútbol no apareció hasta la segunda, excepción hecha de Moreno, que pese a su aspecto desgarbado y su aparente jugar al ralentí fue el mejor de los colombianos y uno de los pocos que dejaron destellos de calidad sobre la hierba del Soccer City.
En el lado sudafricano recorrió millas Mphela, un delantero fibroso y rápido como un puma, que disfruta encarando desde la frontal o dejándose caer a las bandas para recortar y buscar puerta, pero ni él ni nadie dejó grandes momentos de fútbol.
La segunda parte fue otra cosa. Supo la grada que era el turno de Pienaar, el volante del Everton, y los decibelios se dispararon en el estadio. Pienaar hizo el resto. Con el diez sobre el césped el juego de Sudáfrica sube enteros. Pienaar busca los espacios, se ofrece, toca al pie y al hueco y contagia alegría y osadía al equipo completo.
Si Colombia se mostró imprecisa en la primera parte, un penalti muy protestado sobre un internada en carrera de Tshabalala, que marcó Mphela en el 57", acabó de descentrar a los de Hernán Gómez, incapaces de rondar siquiera la meta sudafricana durante muchos minutos.
Comenzaron los cambios en Sudáfrica, que coincidieron con la decisión colombiana de adelantar líneas, de ir a buscar a los "Bafana" a su propio campo, y el césped se fue inclinando hacia la meta sudafricana.
La presión de Rodavella y Dayro Moreno sobre la salida del balón de Sudáfrica sirvió para que se le vieran las costuras al equipo de Parreira, que cuando tarda en llevar el balón al círculo central convierte su juego en un auténtico nudo.
Se empezó a sentir a gusto Colombia, con el balón en los pies y con la meta sudafricana a pocos metros, pero le faltaron ideas a los de Gómez para empatar un partido que con algo más de fútbol se podrían haber llevado.
Siguiendo su preparación para el Mundial que organizan, la selección anfitriona derrotó a su similar de Colombia en el Soccer City, que lució un buen marco de público.
Sudáfrica se impuso a Colombia (2-1) en su antepenúltimo partido amistoso antes del inicio del Mundial, un partido con un ambiente estupendo, celebrado en un Soccer City casi lleno y que se resolvió con tres penaltis, dos de ellos muy protestados por los jugadores colombianos.
Se animó pronto el partido, en parte gracias al colegiado keniano, que fue el único en ver penalti por mano en el área colombiana, y que lo mando repetir a instancias de su juez de línea después de que Ospina hubiese aguantado bien a Modise, que no falló a la segunda (min 15").
Cinco minutos después puso el empate Moreno, también de penalti, después de que Khune, el meta sudafricano, cortase a la brava la jugada mejor trenzada de Colombia, con la que se había ganado Adrián Ramos un remate franco.
Aunque ambos equipos vieron puerta en la primera parte, el fútbol no apareció hasta la segunda, excepción hecha de Moreno, que pese a su aspecto desgarbado y su aparente jugar al ralentí fue el mejor de los colombianos y uno de los pocos que dejaron destellos de calidad sobre la hierba del Soccer City.
En el lado sudafricano recorrió millas Mphela, un delantero fibroso y rápido como un puma, que disfruta encarando desde la frontal o dejándose caer a las bandas para recortar y buscar puerta, pero ni él ni nadie dejó grandes momentos de fútbol.
La segunda parte fue otra cosa. Supo la grada que era el turno de Pienaar, el volante del Everton, y los decibelios se dispararon en el estadio. Pienaar hizo el resto. Con el diez sobre el césped el juego de Sudáfrica sube enteros. Pienaar busca los espacios, se ofrece, toca al pie y al hueco y contagia alegría y osadía al equipo completo.
Si Colombia se mostró imprecisa en la primera parte, un penalti muy protestado sobre un internada en carrera de Tshabalala, que marcó Mphela en el 57", acabó de descentrar a los de Hernán Gómez, incapaces de rondar siquiera la meta sudafricana durante muchos minutos.
Comenzaron los cambios en Sudáfrica, que coincidieron con la decisión colombiana de adelantar líneas, de ir a buscar a los "Bafana" a su propio campo, y el césped se fue inclinando hacia la meta sudafricana.
La presión de Rodavella y Dayro Moreno sobre la salida del balón de Sudáfrica sirvió para que se le vieran las costuras al equipo de Parreira, que cuando tarda en llevar el balón al círculo central convierte su juego en un auténtico nudo.
Se empezó a sentir a gusto Colombia, con el balón en los pies y con la meta sudafricana a pocos metros, pero le faltaron ideas a los de Gómez para empatar un partido que con algo más de fútbol se podrían haber llevado.
Siguiendo su preparación para el Mundial que organizan, la selección anfitriona derrotó a su similar de Colombia en el Soccer City, que lució un buen marco de público.
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