Argentinos y uruguayos se conocen de memoria. Unidos por el Río de la Plata y la misma pasión por el fútbol, los protagonistas de la primera final de la Copa Mundial de la FIFA™ han disputado algunos de los partidos más importantes en la historia del deporte rey. Sin embargo, el que más ha marcado a la nueva generación de ambas aficiones ha sido, sin dudas, el del pasado 17 de julio de 2011 cuando la Celeste, contra todos los pronósticos, eliminó a Lionel Messi y compañía de su propia Copa América en cuartos de final.
Han pasado 15 meses de aquella definición por penales (5-4) que marcara el fin del ciclo de Sergio Batista, y Argentina vuelve a enfrentarse a los charrúas con heridas que aún permanecen abiertas. “¿Si este partido representa una revancha para el grupo? Claro, pero esa derrota es una espina que no nos vamos a sacar con nada”, grafica para FIFA.com Sergio Romero, el portero albiceleste que volverá a estar bajo los tres palos al igual que en aquella fría noche en Santa Fe.
Chiquito, apodo con el que se conoce a este gigante de 1,91 metros de altura, da en la tecla: la selección mayor argentina lleva ya 19 años sin títulos oficiales y la Copa América de 2011, en casa, se presentaba ideal para retomar la senda de los festejos. “Me quedé con bronca porque tenía estudiados a todos los pateadores. De hecho, salvo (Diego) Forlán y (Andrés) Scotti, me tiré bien en todos los remates. Eso queda dentro de uno”, se lamenta.
Sin embargo, el portero de la Sampdoria evita dramatizar y aclara que “lo que pasó ya pasó y fue muy doloroso, pero esta es la eliminatoria para el Mundial, otra cosa”. Y en este nuevo escenario, Argentina marcha líder, invicta en su feudo y con una de las vallas menos vencidas del torneo. Sin dudas, un panorama ideal para afrontar un duro clásico en el que la Celeste, que se ubica apenas dos puntos por detrás, busca mejorar su imagen luego de dos compromisos sin victorias.
Premio al esfuerzo
Romero, flamante padre de dos hijas a los 25 años, puede presumir de haberse ganado un lugar a fuerza de trabajo y perseverancia. Campeón mundial juvenil en la Copa Mundial Sub-20 de la FIFA Canadá 2007, el misionero que alguna vez fue tentado para dedicarse al básquet se colgó colgó la medalla de oro en el Torneo Olímpico de Fútbol 2008 antes de convertirse, bajo el mando de Diego Maradona, en el portero titular del combinado mayor.
“Suele decirse que los arqueros alcanzan la madurez a los 28 años, pero en lo personal estoy muy contento porque tanto en la selección como en mi club, he recibido la confianza del entrenador. Mi trabajo es muy claro: darle tranquilidad a la defensa y cerrar el arco, porque sabemos que con los monstruos que tenemos arriba vamos a desequilibrar en cualquier momento”, afirma en referencia al estelar ataque albiceleste.
Y por lo visto, lo está haciendo muy bien: con él en el arco, Argentina ha recibido apenas 5 goles en contra de los 6 que la convierten, junto a Colombia, en la valla menos vencida del certamen. “El grupo está tranquilo porque hemos conseguido muy buenos resultados, y eso se nota en todo momento. Se respira tranquilidad desde que llegamos al predio, tenemos confianza”, afirma quien, empero, deberá estar muy alerta para enfrentarse a Diego Forlán, Luis Suárez, Edinson Cavani y compañía.
“Uruguay es un gran equipo, no por nada viene de hacer un excelente Mundial y de ganar la Copa América, pero no creo que haya muchas diferencias ya en Sudamérica. Chile, al que enfrentaremos después, también es de cuidado. Hace dos fechas derrotamos claramente a Paraguay y todos pensaban que íbamos a ganar fácil en Perú, pero a los 3 minutos teníamos un penal en contra y un estadio que se venía abajo”, reflexiona quien, con reflejos, le detuviera esa pena máxima a Claudio Pizarro en el despertar del empate 1-1 cosechado en Lima.
Prioridades claras
Es tiempo de finalizar la charla y Romero, que ha aprovechado el viaje a Buenos Aires para reencontrarse con Chloé -su hija recién nacida en septiembre-, no duda en responder a nuestra última pregunta: qué se perfila más complejo, ¿criar a dos hijas mujeres o defender el arco ante los temibles atacantes uruguayos?
“No me preocupa la crianza de las chicas porque tienen una gran madre que ha sobrellevado todo este tiempo sola con ellas. Va a ser mucho más difícil estar bajo los tres palos en la cancha que su crianza”, afirma entre risas. Pero aclara: “Que nadie tenga dudas, voy a hacer todo lo que pueda como siempre para cuidar el cero, que el equipo gane y siga su camino hacia la clasificación. Queremos los 6 puntos, somos Argentina y tenemos que demostrar y ganar siempre”.
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